La Cultura Planta Memoria

A 45 años de la mayor censura sufrida en nuestro país.

Son muchas las cosas que pueden suceder arriba de un escenario.

En la provincia de Córdoba hay uno llamado Atahualpa Yupanqui, que está en la plaza Prospero Molina, en Cosquín. Dicen que quién conquiste ese escenario, conquistará el folklore argentino.

Allí llegó por primera vez Jorge Cafrune, en 1962. Solo, con su guitarra, su poncho y su sombrero. No figuraba en el programa oficial de aquella noche, pero el público lo eligió como la revelación.

Tres años más tarde, el 31 de enero de 1965, Cafrune subía a ese que ya era su escenario y volvía a sorprender a toda una plaza llena. “Yo me voy a atrever, porque es un atrevimiento lo que voy a hacer ahora “, dijo “Y voy a recibir un tirón de oreja por la comisión, pero que le vamos a hacer, siempre he sido así, galopeador contra el viento”.

En la Prospero Molina no volaba ni una mosca y allí estaba el turco Cafrune, bajo un círculo de luz, anunciando su atrevimiento; “Les voy a ofrecer el canto de una mujer purísima y que como les digo, aunque se arme bronca, les voy a dejar con ustedes a una tucumana: Mercedes Sosa”.

La joven Mercedes subió al escenario, la observaban miles de ojos silenciosos, ella tomó aire y empezó a cantar o más bien a desafiar con: “Canción del derrumbe indio”

Había quienes se oponían a que ella cantara ahí por cuestiones políticas y el turco Cafrune lo sabía. Por eso se quedó escuchando como un triunfo, la voz de Mercedes que cantaba.

En ese instante toda la plaza se puso de pie a ovacionar y ya fue imposible detener ese fervor. Hubo quienes aseguraron no haber visto nunca más, nada igual. Y quizás tenían razón, no siempre se tiene el privilegio de estar frente al nacimiento de una leyenda, pero en todas las leyendas, siempre hay algún lobo feroz. En la historia del Turco y Mercedes fueron la censura y la persecución.

La última vez que Cafrune subió al escenario de Cosquín fue en 1978, y como la primera vez, lo hizo solo con su guitarra y también su atrevimiento, porque el público le pidió una canción, era “Zamba de mi esperanza”.

Pero la dictadura la había prohibido, más por la esperanza que por la zamba, y expresó contundente “Aunque no está en el repertorio autorizado, si mi pueblo me la pide, la voy a cantar”. Esta vez no le esperaba un simple tirón de orejas.

Días después, el cantor emprendía una gira titánica. Pretendía viajar a caballo desde Plaza de Mayo hasta Yapeyú, en Corrientes, la tierra natal de Don José de San Martín, para llevar un cofre de tierra de Boulogne Sur Mer, la última tierra que conoció el libertador.

El plan era cantar en cada pueblo del camino, pero cuando llego a Benavidez, un rastrojero impacto contra su caballo y huyo.

Era la madrugada del 31 de enero de 1978 y la voz de la leyenda Cafrune se apagaba, “Me amenazaban diciéndome que si hago el viaje moriré” había confesado días antes.

Será que el lobo andaba suelto nomás, porque también intento atrapar a Mercedes, pero con ella no pudo, escapó antes hacia el exilio.

Corrían días oscuros y las sombras habían cubierto los escenarios.

La voz de américa, El cantor de los pueblos, dos leyendas que hoy nos siguen iluminando.

“Y aunque me quiten la vida
O engrillen mi libertad
O aunque chamusquen quizá
Mi guitarra en los fogones
Han de vivir mis canciones
En el alma de los demás”

Atahualpa Yupanqui 

Idea y Redacción: Equipo de trabajo – CIOFF® Juvenil Argentina

Fuentes: https://youtu.be/xNujZUcNQto

SÍGUENOS

CIOFF® Argentina

CIOFF® Juvenil Argentina